Para crear un ambiente sugerente y favorecer el desarrollo de las actividades que se llevan adelante en las cocinas, la iluminación es una cuestión central, sin dudas una de las más importantes. La importancia de la luz en una cocina puede compararse con la iluminación en una escena cinematográfica o televisiva: un error puede directamente arruinar la escena o el ambiente.
En principio se requiere definir las funciones de cada espacio en la cocina, ya que no es lo mismo una zona de trabajo que un espacio dedicado a comedor, por ejemplo. Esta disposición es la que facilitará el juego lumínico con las distintas herramientas disponibles, tanto naturales como artificiales.
Es así que se podrá definir el uso de luces generales o puntuales, por ejemplo, la creación de climas especiales en algunos puntos concretos y otras decisiones que deben tomarse en cuanto a la iluminación de la cocina. Todo deberá partir desde la armonía entre las necesidades prácticas y los juegos estéticos.
Hay ejemplos que son realmente muy claros: si se busca iluminar en forma completa toda una cocina (luces generales) y para ello se selecciona un tubo fluorescente, habrá que saber que esta opción favorecerá la creación de sombras en algunos sectores del ambiente, que por ejemplo pueden llegar a ser poco prácticas en zonas de trabajo.
En consecuencia, la posición y distribución de las luces será otro de los puntos básicos a considerar en las cocinas, y todos ellos no podrán dejar de ser estudiados en profundidad, si lo que se busca es crear espacios funcionales, agradables y confortables. La imagen que podemos observar pertenece al portal Muebles Decoración.
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