lunes, 11 de mayo de 2015

¿Cocinas empapeladas?

Cuando pensamos en los empapelados habitualmente los relacionamos con una alternativa decorativa para dormitorios, salones y estancias de ese tipo. Incluso en algún momento se los empleó en baños con la protección adecuada, aunque no resultan tan funcionales teniendo en cuenta la presencia de humedad. ¿Pensaste en considerarlos para vestir las paredes de tu cocina?

Verdaderamente escapa a lo convencional incorporar empapelados en la cocina, porque inmediatamente se piensa que en un ambiente de trabajo las posibilidades de dañarlos serían demasiadas.

Grasa en el aire, aceite de frituras, agua al lavar, latas que se abren y expulsan algún elemento hacia las paredes… La lista de “riesgos” para los empapelados sería interminable. ¿Pueden integrarse a nuestra cocina?

Las propuestas de este tipo suelen desarrollarse a partir de papeles pintados vinílicos, que resultan sencillos de asear. Sin embargo, habría que determinar si esa facilidad se encuentra al mismo nivel que la aportada por los cerámicos, por ejemplo.

Más allá de la evolución que se pueda haber conseguido a lo largo del tiempo con esta clase de opciones para hacerlas más prácticas, es difícil confirmar que los papeles puedan ser tan funcionales como otras alternativas.

Considerando el intenso trabajo diario que se desarrolla en una cocina, los empapelados parecen transformarse en una salida decorativa que nos obligaría a cambios y renovaciones permanentes, algo que no se encuentra al alcance de muchos bolsillos.

Como vemos en la imagen que acompaña a este texto, los empapelados pueden vestir de manera sugerente y elegante a nuestra cocina, eso es evidente. Pero también queda claro que, como mínimo, deberemos pensar en la necesidad de tener mayores cuidados en la actividad cotidiana.

Imagen: mydomaine.com