martes, 10 de julio de 2012

Griferías electrónicas

Esta solución se encuentra muy difundida en los espacios públicos, pero poco a poco va ganando su lugar en las viviendas particulares. Hablamos de las griferías que funcionan mediante sensor de infrarrojos, provocando que el agua caiga en el momento en el que se colocan las manos debajo del grifo, dejando de caer cuando las manos se apartan.

Sin dudas, el ahorro de agua que se consigue con estos sistemas justifica su instalación en cocinas y baños, más aún teniendo en cuenta que con el tiempo han ganado versatilidad en términos de diseño. También se pueden emplear métodos híbridos, que permiten su utilización tanto en modo manual como automático. El funcionamiento de las griferías electrónicas permite administrar el caudal de agua y también la temperatura, de acuerdo a la modalidad de uso.

Habitualmente se ofrecen dos tecnologías diferentes: monomando o progresivo. En el caso del monomando es posible regular la temperatura y el caudal de agua, mientras que la variante progresiva ofrece una palanca para regular la temperatura, pero en este caso con un flujo de agua permanente.

El modo automático de estas griferías electrónicas incluye dos tipos de alimentación energética: a pilas, con una instalación más sencilla, o eléctrica. Cuando existe un problema en la alimentación energética, la grifería puede emplearse en modo manual.

Sin embargo, existe una tercera opción que algunas empresas ya están desarrollando. Se trata de un pequeño generador que se instala en la llave de paso del grifo, que a través de la presión del agua logra generar electricidad, la cual posteriormente es almacenada en una batería recargable. Precisamente esta batería es la que suministra la electricidad necesaria para el funcionamiento de los dispositivos electrónicos.  

Imagen: decoesfera.com

martes, 3 de julio de 2012

La importancia de las medidas en la cocina

Cuando nos proponemos decorar una vivienda o un ambiente en particular un dato básico es contar con las medidas exactas del espacio, ya que eso nos permitirá confirmar específicamente todos los elementos, mobiliarios y complementos que podrán incorporarse a la estancia, en este caso a la cocina.

Lógicamente, lo mínimo que deberemos tener en la cocina es una nevera, fogones (los típicos a gas, anafes eléctricos o vitrocerámicas) y un fregadero. A partir de allí, habrá que calcular las medidas de estos artefactos para incluirlos adecuadamente en la cocina. Habitualmente, estos ambientes tienen una altura promedio de 2 metros.

En el caso de los muebles y los electrodomésticos, la profundidad de los mismos suele oscilar entre los 60 ó 70 centímetros. En el caso de los cajones y armarios, tendrán una altura de entre 60 y 90 centímetros, y un ancho que variará desde los 20 a los 120 centímetros en la mayoría de los casos.

Yendo concretamente a los electrodomésticos, para el espacio destinado a las neveras hay que pensar en una altura de hasta 190 centímetros, una profundidad de 70 centímetros y un ancho de 60 centímetros. También hay otras opciones que permiten aprovechar más el espacio, como las mini-neveras que pueden utilizarse por debajo de la encimera.

Los hornos, por otro lado, suelen tener una altura de alrededor de 60 centímetros, mientras que para los fregaderos hay múltiples opciones, con una profundidad habitual de alrededor de 50 centímetros, integrándose en muebles previamente diseñados. Para ampliar las funcionalidades de la cocina también podrás contar con otros elementos complementarios, como lavavajillas, microondas, tostadora, batidora, cafetera, plancha eléctrica y muchas otras opciones.

Imagen: decoracion.facilisimo.com