Hoy vamos a hacer un poco de historia en estos artículos dedicados a las cocinas como espacios importantes del hogar. ¿Nunca se preguntó cómo serían las cocinas en tiempos pasados, por ejemplo concretamente en los siglos XVIII y XIX?. Pues vamos a desarrollar un breve e imaginario viaje en el tiempo…
Sobre fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX, los diferentes progresos técnicos y científicos provocaron que la batería de cocina y el horno transformaran por completo a las cocinas. Comenzaron a ser espacios completamente separados del resto de la casa, ubicados en el sótano o al terminar extensos pasillos.
También se incrementó la cantidad de utensilios empleados, con relación a las cocinas más elementales y rústicas típicas de la Edad Media o del Renacimiento. Hicieron su irrupción las balanzas, los escurridores, los servicios de cubiertos, las baterías, las sartenes y los tarros de especias, entre otros.
La cocina se ubicaba lejos de los ambientes principales de la casa por el humo y el hollín que producía la leña y toda la operatoria de la cocina. Esto, lógicamente, requería largos trayectos y viajes para llevar los platos al salón. El cobre y el barro cocido o vidriado dominaban los distintos elementos.
Vale destacar que el mueble más importante de las cocinas de esa época era el tinajero o aguador, que estaba dotado de una piedra porosa de origen volcánico empleada para filtrar el agua. Posteriormente, la misma caía en el interior de una tinaja de barro cocido. Todo un universo diferente al de las cocinas contemporáneas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario