Pensar en una cocina dominada en sus revestimientos y amoblamientos por el metal hubiera parecido una locura hace algunas décadas atrás. Sin embargo, en la actualidad resulta habitual hallar cocinas 100 % metalizadas, con diseños futuristas de estética impoluta y algo de frialdad, pero que a muchos les resulta ideal por la sensación de limpieza y orden que presentan, además de su estética tecnológica.
Metales como el aluminio y el acero inoxidable no solamente aportan esa sensación de pulcritud e higiene casi “hospitalaria”, sino que además son más resistentes que otros materiales e insumen un menor esfuerzo de mantenimiento, al compararlos por ejemplo con la madera u otras opciones similares.
Una buena opción decorativa en estos casos es instalar estufa, grifería y muebles empotrados de metal pegados a una de las paredes, junto a la campana extractora. Esto crea un interesante contraste con las restantes paredes, que presentarán solamente concreto en sus superficies.
En el mismo sentido, se estila colgar los utensilios metálicos a emplear en la cocina sobre una de las paredes, junto con los recipientes para almacenar la sal, el azúcar, las especias y otros complementos de uso cotidiano en la cocina. En otras ocasiones, se dispone de un extenso tubo en el que se colocan frutas, verduras y otros alimentos frescos.
En algunos casos se busca quebrar esa extrema frialdad de las cocinas metálicas colocando algún mueble en plástico o madera clara, por ejemplo mesas, sillas o una barra desayunadora. Este toque de calidez permitirá que el ambiente se adapte en mayor medida al clima menos formal de los hogares.